domingo, 16 de diciembre de 2012

Hay gatos en el tomatodo

Hoy como ayer, sigo pensando:
¿Qué hice mal?
¿En qué me equivoqué?
Y muchas otras preguntas que nunca tendrán respuesta porque en realidad no hay preguntas que hacer, pero sigo, en mi terquedad, pensando en ellas.

Hoy como anteayer, me he pasado horas imaginando que pasaría si le viese pasar, si casualmente nos encontráramos por aquí o por allá, y en todos los escenarios imaginados nunca sé que decir, siempre me quedo en silencio sonriendo. Y es que si intentara decir algo probablemente se me atorarían las palabras en la garganta o saldrían a borbotones, vomitaría resentimiento y escupiría sin razones.

Hoy como hace dos años he temido terminar llorando, así q no he salido de mi habitación.
Así evitar sucumbir ante la tentación de buscarle.
O llamarle.
Y no tengo valor para verle a los ojos o verle desde lejos. O escuchar su voz por el teléfono, seguro que colgaría y pasaría otro día pensando en eso.

Soy cobarde. Lo sé.

Por eso sigo en mi habitación, bebiendo agua mientras busco algo en internet.
Los gatos del tomatodo me miran mientras juegan en las líneas.
Yo les sonrío y bebo.